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Creo firmemente que en momentos de especial trascendencia en lo que afecta a las vidas de las personas debemos considerar los hechos y no las buenas intenciones, porque las segundas no aportan soluciones reales. Este blog se centrara en su mayoría desde un punto de vista ideológico, y en este sentido más enfocado desde el punto de vista de la política, y de lo que espero de ella, tanto para mí como para el resto de nuestra sociedad.

En el idealismo de Confucio, él afirmaba que "un hombre no debe participar en ninguna organización ni causa que no crea razonable y justa". De igual modo parafraseando también al siempre sabio refranero español, se me ocurren algunas de las cosas que uno espera realizar con dos de sus refranes: "la necesidad hace al monje"; y "el que siembra recoge". Los tres son aclaratorios de la mentalidad que no me hace ser conformista con la realidad que me rodea, y que solo el trabajo hace posible la transformación de dicha realidad, luchando con principios éticos y no subjetivos.

El cambio y la necesidad de dar alternativas realistas, siempre desde un punto de vista práctico y transparente, y desde unos principios éticos que redunden en el interés de las personas que conformamos esta sociedad para que la misma mejore, enriquecen a la colectividad. Cuando uno comprueba lo que le rodea y esto se puede mejorar, el instinto natural es buscar la solución para obtener dicha mejora o en el caso de tener limitaciones, del tipo que sean, buscar a otra persona que de solución a lo que se plantea.

Considero que es necesario dar un enfoque nuevo que nos ayuden a avanzar como sociedad (como país), en un mundo cada vez más globalizado donde desde la aparición de Internet todo esta a un golpe de clip, y donde valores tan sencillos como el concepto de colectividad cada vez son más raros de encontrar (mayormente en manifestaciones deportivas, o de carácter religioso), y en el que el individualismo imperante hace tener cada vez menos fuerza a la hora de demandar acciones orientadas a favorecer un beneficio para nuestro barrio, Ciudad, Comunidad Autónoma o País, y en el que las clases dirigentes, no solo en lo económico sino en lo político, se centran en acumular cada vez más para si mismos y menos para la inmensa mayoría de los ciudadanos.

La realidad es que los ciudadanos estamos primando nuestro bienestar a corto y medio plazo, sin pensar en un futuro cada vez más oscuro que dejamos para las generaciones venideras. No soy de los que espera a que otros que han llevado las riendas de nuestro país, en algunos casos durante décadas, aparten sus diferencias y sus intereses partidistas para caminar juntos en la solución de los muchos y graves problemas que arrastramos los españoles.

Hay que pensar con la cabeza fría, "nos jugamos mucho", y no conformarse con los incumplimientos que sistemáticamente algunas formaciones políticas, demasiadas son las ocasiones en que algunos que dicen querer el bien de la colectividad acaban por acomodarse y emplear formulas que dañan la credibilidad de aquellos a los cuales damos nuestra confianza y acaban por desencantar a una sociedad cada vez mas hastiada.

Son los jóvenes, siendo esta la generación mejor preparada de nuestra historia, la que debe de tomar las riendas y terminar con la actual "clase" política: ¿a qué esperan para dejar paso?; ¿continuaran en las instituciones manteniéndose para continuar con las políticas del despiste, y de la culpa de todo lo malo es del otro, tapando así su ineptitud?; ¿hasta cuándo los ciudadanos dejaremos en manos de los que han hecho una forma de vida la política, agarrados con uñas y dientes a sus privilegios?.

Estamos en la era de la información y en ella podemos encontrar las más variadas alternativas (sobre todo en Internet), también de corte político, para cubrir nuestras necesidades. Recurriendo nuevamente al refranero: "no hay más ciego que el que no quiere ver", en referencia al que quiere buscar lo tiene a un golpe de clip.

Yo he decidido embarcarme en un proyecto político en el que las ideas son el eje de un país diferente en el que sí quiero vivir, donde los ciudadanos tomamos las riendas de nuestro futuro participando de manera activa en la vida pública, donde podamos acceder a aquello que por derecho, recogido en nuestra Carta Magna (la Constitución), nos garantiza que los ciudadanos españoles somos IGUALES, y que tenemos derecho a participar y a ser informados de aquello que en el futuro de nuestro país se decida.

Exijo que se trabaje para nuestra sociedad bajo criterios objetivos, de eficacia y eficiencia y bajo una ética irreprochable en las instituciones públicas, donde el interés general sea lo que motiva cualquier actuación, sin rencillas partidistas que impidan avanzar en la decisión que los españoles estimemos.

El trabajo es arduo y largo, pero el esfuerzo por conseguir una España fuerte, tanto en lo socio-económico como en lo político, en una Europa fuerte merece la pena. El conformismo es una opción que no entra en mí vocabulario, porque considero que con medidas serias, coherentes, valientes y transparentes se puede avanzar hacia un futuro donde la política no sea el problema sino la solución y que en democracia es su único sentido.