Incredulidad, indignación y mucha
preocupación, son las palabras que mejor definen las medidas del nuevo gobierno
de la nación. Si bien, y es mi caso, mi
opinión viene definida por defender otras ideas de un partido que actualmente
está en la oposición en el congreso de los diputados, no es menos cierto que
como canario, español y europeo pido un plus en lo referente a la credibilidad
política para dar solución a la grave situación socio-económica, política y de
pérdida de valores que estamos padeciendo en la actualidad.
Las reformas planteadas por el actual
gobierno de la nación establecen a grandes líneas la sobrecarga, vía impuestos,
en mayor o menor medida de las clases medias y más desfavorecidas de nuestra
sociedad. El actual gobierno, y es mi opinión, propugna el postulado
maquiavélico (Nicolás Maquiavelo (1469-1527), diplomático, funcionario público,
filósofo político y escritor italiano), la famosa frase: “el fin justifica los
medios”, en referencia a que un gobernante debería utilizar todos los medios
disponibles a su alcance sin limitarse por la moral o la ética, con el objetivo
de conseguir una meta que lo merezca).
Una sociedad hastiada de la clase política y
que a día de hoy representa el tercer problema, tras el desempleo (siempre
rondando los 5 millones de parados en los últimos años) y la situación
económica (con crecimientos inferiores, o de recesión, al 2,25% necesario para
generar empleo estable), lleva a una reflexión de hasta qué punto se establecen
compromisos con los ciudadanos para obtener de ellos su confianza y que les han
llevado a las instituciones para a posteriori, tras las elecciones, no
cumplirlos con EXCUSAS fundamentadas en verdades a medias.
Dichas verdades se fundamentan en echarle
la culpa al gobierno saliente de deficiente gestión que han realizado en esta
época de crisis económica mundial, y en la que han colaborado poco para aportar
soluciones convergentes con el fin de sumar y poner solución a los diferentes
problemas que acucian a los ciudadanos, como por ejemplo a sucedido en Alemania
donde los principales partidos han aunado fuerzas con el fin de salir de dicha
crisis. La explicación de por qué no es necesaria dicha convergencia es
sencilla, la actual Ley Electoral que rige en nuestro país y que favorece este
bipartidismo imperfecto que les asegura la ALTERNANCIA en el poder, y cuya
reforma con criterios de representatividad es una utopía a día de hoy.
Lejos de conformarnos con lo que nos
ofrecen los partidos viejos (PP, PSOE, …), algunos hemos entendido que hay que
avanzar por un sendero diferente al marcado por el que estos partidos intentan
conducir a la sociedad. Los hombres y mujeres que desde ocupaciones muy
distintas nos hemos involucrado en un proyecto diferente en las formas y los
modos, regenerador de los conceptos políticos establecidos en la actualidad,
reformista (desde nuestra Constitución hasta las leyes ordinarias), con
criterios bien definidos en las ideas que INTERESAN a los ciudadanos
(despolitización de la justicia, lucha contra la corrupción, reforma del
sistema financiero, que apostamos por reformar el modelo territorial del estado
el cual garantice criterios simétricos para todas las Comunidades Autónomas por
igual y aseguren la suficiencia económica (con un sistema de financiación único
que garantice la cohesión interterritorial, donde los que más tienen aporte a
los que menos tienen, desde el principio de que pagan los ciudadanos no los
territorios) de nuestro estado del bienestar dando de paso credibilidad a los
mercados y a nuestros socios europeos, realización de las medidas necesarias
para políticas Activas de Empleo, y dar credibilidad a la vida política
partiendo de la supresión de privilegios que hacen una clara distinción con el
resto de trabajadores de nuestro país, entre otras propuestas.
En definitiva y aplicando el dicho: “el
movimiento se demuestra andando”, hemos considerado necesario ir paso a paso y
con buena tinta en demostrar que nada es una utopía, que es posible generar
ilusión y credibilidad con hechos y no con palabras, siempre escuchando al otro
y sumándonos a aquellas iniciativas democráticas, vengan de donde vengan sin
sectarismo, que tengan como fin el interés general. En ello estamos e
insistiremos en demostrar que es posible plantear ideas nuevas para una
situación diferente, sobre todo después de esta crisis a todos los niveles en
nuestro país y económica en lo internacional, desde el ánimo de una visión
diferente pero con un fin cohesionador, de igualdad, en condiciones de libertad
y de justicia para todos los ciudadanos de nuestro país independientemente de
su lugar de residencia.
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