Desde una reflexión personal, es
necesario hacer de vez en cuando un paro en el camino y reflexionar sobre la
REALIDAD. Dicha realidad pasa siempre por las circunstancias personales que a
uno le rodean y que interfieren en los objetivos de vida que uno se marca para
sí mismo, y como miembro de la sociedad.
En la actualidad nos encontramos
envueltos en una triple crisis: socio-económica y política, y en esta última
son algunos los que se afanan por la persistencia en seguir viviendo con
privilegios a costa de inhibirse de los problemas, los cuales por evitarse o
enfocarlos de manera “sutil” no desaparecen.
En un momento donde la corrupción y el
fraude son el segundo problema para los españoles (con un 40%), según el último
barómetro del CIS, es necesario que se ataje de raíz tal lacra. Algunos
consideramos que ya lo era desde hace tiempo, y propuestas se habían planteado
para eliminar esa percepción ciudadana acentuada en los últimos tiempos por los
casos que han saltado a la opinión pública.
En el ámbito en el cual desarrollo mí
actividad política, el municipio de Telde, se dan paradojas que se repiten
cíclicamente independientemente que los que se alternan en el bastón de mando son unos u otros (en
líneas generales), y que sucede de forma muy parecida en otras instituciones
supramunicipales.
Parece que algunos en Telde cambian el
chip cuando gobiernan y convierten sus programas electorales un conjunto de
buenas intenciones, porque se limitan a dar argumentos falaces: “el, tú más”,
“la herencia recibida”, “el mal menor es…, por culpa del anterior”; etc.; para incumplir
parte o la mayoría de sus promesas electorales que les han llevado a gobernar.
Es muy preocupante la deficiente
participación de los ciudadanos en la casa de todos los teldenses, el
ayuntamiento, que debe y tiene que estar abierta a la libertad y al derecho de
expresar la diferencia de criterio de cada uno de los ciudadanos que se acercan
para EXPONER aquello que les presenta un problema-s, y en ningún caso poner
cortapisas a dicha participación que repercute en la visión de los ciudadanos y
en la calidad democrática de la sociedad de cualquier país. Si partimos de la
falta de cintura de los representantes públicos (políticos) para aquellos a los
cuales debemos representar desde la diferencia y el respeto a la diferencia de
ideas, no es de extrañar la desafección de los ciudadanos hacia la más que
nunca necesaria actividad política como vía de
solucionar los graves problemas socio-económicos que nos aquejan. Un
ayuntamiento donde los acuerdos por consenso son escasos, y los esfuerzos para
llegar a ellos, y donde la crispación es un factor casi permanente en la
realidad cotidiana. Una institución donde la transparencia brilla por su
ausencia, después de décadas de mala gestión, que la sitúan según Transparencia
Internacional España (ITA) en su informe de 2012 dentro de un ranking de 110
Ayuntamientos analizados como los antepenúltimos.
Es cada vez más necesario la implicación
y participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, como vía para acotar
y purgar a aquellos que se implican en la actividad política, con un fin
diferente a la de vocación de servicio público. Exigir a aquellos que representan a los ciudadanos del
cumplimiento de sus promesas electorales, es y tiene que ser una acción normal
en un estado democrático y de derecho, la inhibición de dicha exigencia
conlleva una perpetuidad en las formas y modos que actualmente estamos viviendo
por parte de muchos políticos en nuestro país. El cambio en su forma de vida
política solo puede ser corregida desde el castigo a la deficiente gestión y
prepotencia que algunos manifiestan, y esa se produce cada cuatro años cuando
cada ciudadano debe hacer balance del nivel de cumplimiento de aquel partido al
cual otorgo su confianza y apoyo (mediante el voto) para que mejorase su
calidad de vida como ser individual y como miembro de una sociedad.
Para aquellos que hemos decidido dar un
paso como ciudadano anónimo e involucrarnos en un formación política, que da
alternativas a la realidad política actual sin más criterio de lo que nosotros
consideramos como lo NECESARIO para alcanzar objetivos compatibles con el
desarrollo socio-económico, con una forma de entender la política que se
sustente en el medidas de sentido común, donde estamos y nos presentamos ante
los ciudadanos con un proyecto sustentado en realidades, para progresar y no
vivir anclados en fórmulas del pasado para que algunos poderes externos, del
ámbito que sean, sigan con privilegios injustos y desleales con el conjunto de
la sociedad, donde caben todos aquellos que vengan a sumar y defender el
interés general, y no rebotados de otras formaciones políticas con el ánimo de
rivalidad de dónde estuvieron y por otro tipo de intereses. Por esto
consideramos que debemos avanzar hacia una sociedad donde se potencie la
formación intelectual (la humana), generando libre pensadores con capacidad
crítica y de análisis que nos permitan alcanzar cuotas de bienestar social y
económico que otros países de Europa poseen, desde criterios de justicia y
regenerando la política desde la base.
Queda mucho camino por recorrer, pero
para producir vías alternativas a la realidad que nos ha tocado vivir, es
necesario que una primera persona de un paso en otra dirección y que otros se
sumen para generar espacios de convivencia, participación y justicia social, sin
menospreciar avances económicos que nos permitan sustentar un modelo de
crecimiento justo y sostenible.
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